El
ahorro generalmente se coloca en el banco a interés con el objeto de
reservarlo para posteriores eventualidades, una de las cuales puede ser
la inversión en bienes muebles o inmuebles. Por definición, los bienes
inmuebles son aquellos que tienen una situación fija en el espacio y
no pueden desplazarse.
La primera inversión
importante que se hace es comúnmente al adquirir una casa habitación
propia, buscando dejar de pagar renta, habitar en ella y hacerse de un
patrimonio que puede heredarse, venderse o traspasarse.
Sea
un departamento o una casa, la estrategia más común de quienes buscan
invertir es usar los ahorros para pagar el enganche de un inmueble con
características que lo hagan atractivo a inquilinos y que con el pago
de la renta sea posible pagar completamente su adquisición.
Sin
embargo, también es posible que el ahorro permita adquirir locales
comerciales, terrenos para construcción, un edificio completo para
oficinas y hasta naves industriales, que resultan un buen negocio,
debido la rentabilidad que ofrecen. Sin embargo, los beneficios
económicos que obtengamos se verán afectados por factores como la
localidad en que se encuentren, (en la ciudad, el bosque, la playa) su
situación geográfica y accesibilidad (colonia, avenidas importantes y
calles aledañas, zonas urbanas, rurales, turísticas) o incluso los
metros cuadrados con los que cuenten.
Por
ejemplo, no es lo mismo invertir en un departamento de dos habitaciones
en una colonia residencial que una casa de cuatro recámaras en la
periferia de la ciudad, pues aunque ésta última tenga más espacio, su
ubicación urbana podrá resultar más barata para adquirir, pero mucho
menos rentable, lo que en lugar de hacer que nuestros ahorros se
preserven, representaría una pérdida.
De
hecho, se calcula que un inmueble que se encuentre por encima de los
120 metros cuadrados o situado en una zona con poca densidad de
población, resulta de más difícil salida que otro que se ubique en área
céntrica y de menores dimensiones. Por ello es conveniente dejar claro
que se trata de un negocio a largo plazo, del cual es difícil de salir
y más si se tiene una situación económica complicada.
Es
necesario asesorarse sobre cuándo comprar, cómo financiarse y cuándo
debe venderse. Adquirir el inmueble protege nuestro ahorro o lo hace
rentable, pero vender un inmueble redundará en beneficios adicionales a
los esperados. Cuando existen créditos hipotecarios suficientemente
baratos y accesibles conviene vender, mientras que en los momentos en
que los créditos empiezan a escasear es cuando puede venir una baja.
Siempre resulta conveniente comprar al iniciar las alzas y vender
cuando inician las bajas, tratar de especular con los inmuebles en el
corto plazo resulta demasiado peligroso.
Si lo
que usted busca es hacer rentables sus inversiones inmobiliarias, debe
asegurarse que quien lo asesora es un verdadero profesional, ya que de
esto depende, en buena medida, que pueda obtener los rendimientos
adecuados y correr los menores riesgos posibles.
Entre
las inversiones inmobiliarias importantes, están aquellas donde los
inversionistas compran grandes extensiones de tierra, con la esperanza
de que la ciudad vaya creciendo y una vez que hayan pasado varios años,
estas tierras logren convertirse en deseables por el mercado. Otro
tipo de inversiones son los fondos inmobiliarios, que permiten que
tanto pequeños como grandes capitales participen de las utilidades que
el mercado inmobiliario puede generar. En México es muy difícil tener
acceso a este tipo de fondos, los que existen son muy pocos y todavía
no contamos con una forma fiscal que promueva este tipo de inversiones.
Por sofisticado que pueda ser, conviene estudiar los mercados.
Ésta es la mejor manera de reconocer el tamaño del riesgo, que luego
será cuantificado financieramente. Invertir en inmuebles es un buen
negocio, únicamente hace falta buena asesoría y decidirse a intentarlo
0 comentarios:
Publicar un comentario